Nos explicó porque las emociones desempeñan un papel fundamental en el ambiente laboral y su influencia puede ser tanto positiva como negativa, dependiendo de cómo se gestionen.
A pesar de que todas las emociones son naturales, es importante conocer cuáles pueden limitarnos. Vamos a verlo a continuación.
Miedo: Esta emoción primaria se presenta en el ambiente de trabajo cuando no estamos lo suficientemente seguros de nuestras capacidades. Esto es que la inseguridad y la baja autoestima nos generan un temor paralizante.
Vulnerabilidad: Esta emoción es considerada un síntoma de debilidad. Sin embargo, los buenos líderes son capaces de mostrarse vulnerables ante su equipo y admitir que no tienen todas las respuestas.
La tristeza es una de las emociones que se experimenta de forma más frecuente en el trabajo. En principio, nos sentimos tristes cuando percibimos que nuestras expectativas laborales no se están cumpliendo como quisiéramos
Reconocer las emociones en tiempo real
A pesar de que no podemos controlar todas nuestras emociones, sí podemos reconocerlas en el momento oportuno. De este modo seremos conscientes de cómo nos sentimos ante una situación determinada y podremos elegir mejor las alternativas.
Un ejemplo de lo anterior sería cuando el comportamiento de otros nos hace enojar. En lugar de actuar motivados por la emoción, evitamos el conflicto porque sabemos que no es oportuno.
¿Qué hacer cuando el ambiente laboral es tóxico?
No es necesario trabajar en una planta nuclear para estar rodeado de un ambiente laboral tóxico. A veces, en las oficinas de cualquier empleo podemos sentirnos incómodos por la manera en la que funcionan las cosas. Un lugar de trabajo tóxico es aquel en el que no existe armonía entre los trabajadores y los superiores son incapaces de solucionarlo.
La mejor alternativa para afrontar un ambiente disfuncional de trabajo es manifestarlo de manera clara y asertiva. La idea no es buscar culpables o juzgar a los demás, sino hallar las posibles soluciones a los problemas.